lunes, 15 de noviembre de 2010

120.000 almas en el "pogo más grande del universo"

Las fiestas populares son un rito en el que un grupo de personas celebran la presencia de aquello que en su andar diario representa un leitmotiv. Lo que define el temple de un grupo es el nombre de su palpito con un nombre distinto.
El rock es un oasis dentro del gran barrio del ostracismo, el rock es dadivoso en pasiones, el rock te puede salvar de una existencia ordinaria si tenemos en cuenta que vivir solo cuesta vida.
Carlos “El Indio” Solari tocó anoche en Tandil, el único show de 2010, ciudad ubicada a 400 km de Capital Federal. Ya desde el día viernes la gente empezó a copar esta localidad bonaerense, todas las plazas de alojamiento fueron ocupadas y los seguidores de Solari tuvieron que recurrir a casas de familia que los alojaban, campings y demás.
Este multitudinario show funcionó para satisfacer la sed de sus fans y al mismo tiempo preparar la antesala para la salida de su nuevo disco que sería entre el 16 y el 20 de este mes. Para tranquilidad del rock argentino, el año que viene el Indio planea al menos 5 presentaciones en diferentes puntos del país. La mala noticia es que Cuyo está descartado.
El sábado amaneció el santuario ricotero, cada rincón de Tandil presagiaba el clima que se iba a vivir esa noche. Las horas previas al show fue un verdadero fenómeno de masas. Gente y más gente, los ricoteros de la primera hora, los más jóvenes que recibieron la herencia paterna, niños que están consagrándose al rock.
Nota aparte merece el júbilo etílico de los asistentes. El Intendente de Tandil, Miguel Alumni, no puso ningún tipo de restricción a la venta de alcohol y comida, por lo tanto se podía apreciar en muchas veredas a los celebrantes durmiendo la borrachera, aunque no se registraron incidentes.
El operativo de seguridad fue intensivo, las entradas eran dos boletos, uno adhesivo y coleccionable y el ticket de entrada, todo esto para evitar falsificaciones. No obstante, después del tercer tema se dejó entrar a los que se habian quedado afuera y la fiesta ricotera (porque la gente fue por la nostalgia de los Redondos, no por el Indio solista) ascendió a más de 100 mil almas.
El show, con un imponente juego de luces y pantallas HD, arrancó con una proyección de fuegos y la música de Viaje a las Estrellas. El infierno se puso encantador.
La primera carta que se jugó El Indio fue un golpe directo al corazón de la nostalgia, el clásico “Jugo de tomate frío” desató la euforia. El repertorio se paseó por temas de la discografía de Solari, canciones de “ El tesoro de los inocentes” de 2004 y “Porco Rex” de 2007. A mitad del show hubo lugar para otro cover emotivo, “esto es algo que nunca más se volvió hacer” disparó El Indio y al toque ametrallo cabezas el riff de “Post crufixión” de Pescado Rabioso. Sin embargo, como era esperarse, el orgasmo multitudinario se produjo cada vez que sonó Patricio Rey: Yo canibal, Noticias de ayer, Un ángel para tu soledad, Juguetes perdidos, Vamos las bandas fueron los alquimistas que desestructuraron articulaciones, cabellos, sangre, lágrimas y cantos en el corazón de los ricoteros.
El cierre era el esperado, Ji Ji Ji y el pogo más grande del Universo, según palabras del pelado. La misa más grande del rock consagrando una vez más la leyenda viva de El Indio Solari.

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